El hecho de que lo leas en Facebook, en un portal o en un correo electrónico de un amigo o familiar no significa que sea cierto. Es más, lo más probable es que no lo sea.
Separar el hecho de la ficción con precisión puede parecer desalentador. Pero llegar a la verdad siempre vale la pena, ¡incluso si no es lo que quieres escuchar!
Las noticias falsas no son nada nuevo. Pero, lo nuevo es lo fácil que es compartir información, tanto verdadera como falsa, en una escala masiva. Y si, no te rías, tú también lo has hecho.
Las plataformas de medios sociales como Twitter o Facebook permiten que casi cualquier persona publique sus pensamientos o comparta historias a todo el mundo.
El problema es que la mayoría de las personas no comprueban la fuente del material que ven en línea antes de compartirlo, lo que puede provocar que las noticias falsas se difundan rápidamente o incluso que se vuelvan virales.
Al mismo tiempo, cada vez es más difícil identificar el origen de las noticias, especialmente en Internet, lo que puede dificultar la evaluación de su exactitud.
Esto ha llevado a una inundación de noticias falsas. De hecho, un estudio encontró que más del 25 % de los estadounidenses visitó un sitio web de noticias falsas en un período de seis semanas durante las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos.
Pero, no todas las noticias falsas se encuentran en línea. Los compañeros de trabajo que chismean en un descanso y las publicaciones impresas que no verifican sus hechos, por ejemplo, también son culpables de difundir información errónea, aunque no sea intencionadamente.
Las investigaciones muestran que el 59 % de las personas están preocupadas por el efecto que tienen las noticias falsas en el lugar de trabajo, ¡y con razón!
Por ejemplo, algunas personas pueden comenzar a creer que ya no necesitan hechos para respaldar sus argumentos. Otros comienzan a desconfiar de la información. Dejan de escuchar las noticias o los informes del sector y se desconectan por completo, lo que ralentiza su crecimiento y desarrollo profesional. En última instancia, esto puede dañar la cultura de aprendizaje de una organización.
Las noticias falsas también pueden afectar el comportamiento. Alienta a la gente a inventar excusas, a desechar las ideas de otros, a exagerar la verdad y a difundir el rumor. Esto puede crear lugares de trabajo con ansiedad y divididos donde las personas son cínicas e inseguras de en quién confiar.
Incluso podrían comenzar a desconfiar de ti si creen que las figuras de autoridad les han mentido, o que la información con la que están trabajando es sospechosa. Esto puede minar a las personas de la curiosidad, el entusiasmo y la ambición que necesitan para tener éxito.
La desinformación y las noticias falsas también pueden dañar a tu organización. Las revisiones inventadas de sus productos o las actualizaciones financieras inexactas, por ejemplo, pueden causar graves daños a la reputación.
Hablamos de organizaciones pero … ¿qué ocurre en los pequeños pueblos? Pues es que infundir un rumor o una noticia falsa por Internet puede arruinarle la vida a alguien. Por eso, antes de publicar o compartir, detente y saca tu punto crítico. Infórmate bien y si no estás convencido, ¡no lo hagas!
Deja tu comentario